Todos tenemos cajones de trastos. Y todos tenemos varios trastos flotando en armarios y garajes de los que sabemos que tenemos que deshacernos.
Y además de esos montones de trastos, muchos de nosotros también tenemos ciertos objetos que directamente guardamos -y añadimos- sin siquiera pensarlo. Pero a veces este hábito puede conducir a un desafortunado caso (de leve a moderado) de acaparamiento.
1. Toneladas de bolsas
¿La cosa número 1 que la gente parece acumular? “Las bolsas de mano libres”, dice Marissa Hagmeyer, cofundadora del Método NEAT, una empresa de organización profesional de ámbito nacional. “Con frecuencia encuentro un armario entero o el suelo de la despensa lleno de ellas”.
Hagmeyer anima a sus clientes a reducir su colección a unas pocas bolsas.
“Les pido que piensen de forma realista en cuántas bolsas pueden utilizar a la vez”, explica.
Las bolsas restantes se donan o se utilizan para llevar otras donaciones a un centro de recogida. Pero la mejor estrategia para deshacerse de las bolsas es no aceptarlas gratis.
2. Papeles antiguos
“Veo a muchos clientes que acumulan papeles y recibos antiguos”, dice David Aylor, director general de David Aylor Law Offices de Carolina del Sur.
Algunos papeles -como las antiguas declaraciones de impuestos y los registros financieros- son necesarios de conservar, al menos de forma semipermanente. Pero cuando uno guarda un recibo de hace 20 años de un ordenador que ya no tiene? Es hora de purgar.
Los recibos de sueldo y los extractos financieros mensuales sólo tienen que abarrotar tu escritorio durante un año. Y tira las facturas de servicios públicos después de un mes.
“Conserva los impuestos y los registros financieros de apoyo durante siete años, y luego tritúralos para proteger tu información financiera sensible”, dice Aylor.
3. Botones, botones, botones
“Me gusta acaparar botones”, admite Setlla, de Gobadtips.com, una web dedicada al almacenamiento y deterioro de alimentos. “Creo que son bonitos y encuentro cajitas ingeniosas para guardarlos”.
Pero la verdad es que esos lindos botoncitos pueden acumularse. Para Setlla, la brigada de botones se convirtió en algo abrumador y tuvo que idear una forma de reducir el rebaño.
“Ahora utilizo los botones para hacer pequeños objetos hechos a mano, como adornos para muñecos de lana, cuadros de botones o en pendientes”, dice.
4. Bolsas de plástico para la compra
James Crawford, cofundador del sitio web de vales de compra DealDrop.com, recuerda que ayudó a un pariente anciano a trasladarse a una residencia.
“Mi trabajo era limpiar su casa”, explica. “Siempre fue una persona ordenada, y debería haber sido sencillo”.
Así que Crawford no estaba preparado cuando encontró una casa atestada de bolsas de plástico de la compra.
“Mirara donde mirara -en todas las habitaciones, en el garaje, en el ático, debajo de las camas, en todos los armarios- había miles de bolsas de plástico de la compra perfectamente dobladas”.
Crawford encontró una organización benéfica que aceptaba las bolsas para utilizarlas en sus tiendas. Y un anuncio clasificado le llevó a un grupo de artesanía que se llevó algunas para un proyecto artístico.
“Pero a menudo me preguntaba por qué mi pariente no se limitaba a comprar una bolsa de la compra reutilizable”, añade.
5. Bolígrafos y lápices
“Lo sé, lo sé, los bolígrafos siempre son útiles”, dice Marty Basher, experto en organización y desorden de Modular Closets.
Todos hemos tenido un momento en el que realmente necesitábamos un utensilio para escribir pero no lo teníamos. Dicho esto, nadie necesita suficientes bolígrafos o lápices para abastecer a toda una escuela.
Para purgar los bolígrafos, Basher aconseja probar cada uno para ver si funciona. Tira los que no funcionen. Si todavía tienes más de los que caben en un vaso grande, dona los que te hayan regalado o no te gusten.
En el caso de los lápices, tira los que estén rotos o los que estén gastados. Si son portaminas, tira los que no tengan mina o goma de borrar.
6. Tazas
Estás en una tienda y ves la taza más bonita del mundo. La compras, te la llevas a casa y te das cuenta de que tu estantería de tazas ya está llena de las tazas más bonitas del mundo.
“Revisa tu colección y aparta las que tengan valor nostálgico o sean tus favoritas”, aconseja Basher. Regala o dona el resto de las tazas.
“Si no puedes desprenderte de suficientes tazas para hacer un hueco, reutiliza algunas para convertirlas en pequeñas macetas”, añade Basher. “Simplemente haz un pequeño agujero de drenaje en el fondo”.
7. Recipientes de comida para llevar
“Lo más raro que he acaparado son los envases de plástico para llevar”, admite James Jennings, director creativo de Home Garden HQ, una de las principales webs de jardinería doméstica del Reino Unido.
Piensa: vasos de plástico desechables, cajas, cuencos, tapas, recipientes de charcutería y bandejas de sushi.
Sin embargo, Jennings tiene una forma creativa de purgar.
“Como maestro jardinero, utilizo los contenedores de plástico como macetas para mis semilleros y cultivo algunas de mis plantas en ellos”, explica. “De esta manera, convierto mi adicción al acaparamiento en una tarea de reciclaje”.
8. Condimentos
“Todavía no he ido a casa de alguien, he mirado sus condimentos y no he encontrado al menos tres caducados”, dice Basher.
Otros problemas comunes: una puerta de la nevera atiborrada de 10 tipos de mostaza o un tarro de mermelada al que le queda media cucharada.